domingo, 24 de octubre de 2010

Un Tambor Bien Legal

Mi música no queda / ni a la derecha ni a la izquierda / sino en el centro / de un tambor bien legal / Ismael Rivera, el sonero mayor, na menos, el Maelo, el grande, el que le cantó a su negrura, con esa ternura que le sale del corazón, con esa sabrosura del que tiene arraigo, sentido de pertenencia, corazón de pura cepa, piel con piel. Ámame cuando te nombro patria, no te pido que andéis de gratis, pero mírame en cada surco, no seas pendejo, qué idea es esa de andar solo y de comer solo y de conspirar contra un pueblo que es tu pueblo, no importa en nombre de cual ideología lo hagas, si atentas contra tu raíz, se te seca la cabeza, no entiendo como te agrupas para atentar contra ti mismo, cada partido que no sea tu pueblo acumulará odio contra él, esa cultura es antigua, hace falta tu desnudez, tu frescura para andar en este tiempo minado de cadáveres.

Le voy a decir una cosa Vicente, mire, cuando Bolívar andaba dando pingazos por esos andurriales, buscando la libertad como ideal, ya hacía ratos que los negros y los indios la tenían. Bueno chico, a los españoles les costaba una bola agarrá un cimarrón después que se huía, pero resulta que Bolívar peleaba con las mismas armas de su enemigo y por eso lo derrotaban carratico, hasta que el hombre habló con Alejandro Petión que era el presidente del primer país libre de América, le estoy hablando de Haití, y después de ahí no hubo español que se parara portoestos coñales. Ah claro, el haitiano conocía la manera de pensar de los negros y de los indios y no los usaba, sino que era uno de ellos, por eso fue que le dijo a mi general que hablara y aprendiera las tácticas y estrategias de guerra de esas personas, por eso yo le digo, mire, hasta que no nos escuchen como protagonistas y no como pedigüeños y pobres diablos esta guerra no la vamos a poder ganar así tengamos el líder que tengamos, porque dese cuenta, mientras hablen como hablan, y se vistan como se visten, y vivan en sus aires acondicionados, con sus florcitas en la solapa cada vez que realizan un acto, y gasten una pelota de rial en cada foro para puro hablar güevonadas vamos a estar jodidos como cuando mi general lo andaba.

Necesitamos es un lenguaje nuestro, no esa viveza pajúa de los políticos de oficio, que son unos inútiles a la hora de resolver problemas, porque nunca soñaron país, jamás se preocuparon por saber cómo se siembra un país, cómo se construye, sino que esperaban llegar al gobierno y punto, mandar como unos vulgares gómez o rómulos bentancures y eran iguales los de izquierda como los de derecha, claro siempre habrán las excepciones pero usted sabe que eso lo que hace es justificar la regla.

Le voy a dar un ejemplo o varios, depende como me salga. Actualmente en cada caserío, en cada barrio, en cada fábrica, la gente se esta organizando y desorganizándose en función de múltiples y variadas necesidades y dándose golpes, cometiendo errores, buscando soluciones, fluyendo, permanentemente fluyendo y por otro lado los funcionarios llegan con su cartapacio de esquemas, de sistemas, de normas, de copias de otros países ya en fracaso, que si el banco tal, que si la franquicia cual, y rial y rial y la gente ahí diciéndole en el diario a diario como se resuelven las cosas y ellos nada que aflojan el coroto, nada que dejan la libre expresión de la economía, porque ellos creen que eso es asunto de banqueros y de financistas y de economistas. Claro, es asunto de ellos mientras puedan robar. Es que hemos visto economistas que mientras no están empleados los capitalistas son malos, pero apenas son empleados en los bancos o en las empresas o en el mismo estado ya todo cambia, los ladrones se vuelven angelitos.

Como no pueden resolver, como son ignorantes, como no tienen sentido global de país, entonces acuden a los funcionarios y burócratas y les dan todos los poderes, desconociendo que esos señores son seres mecánicos, de escritorios, de sueldos, de quince y último, de gremios corrompidos, de viáticos hasta para ir a comer a la esquina, si no hay dinero no se mueven y todo lo resuelven es a punta de rialazo, dele usted a una señora de marido con sueldo mínimo la administración de cualquier ministerio y le ahorrará hasta el último centavo y resolverá lo que debe ser resuelto. No me exagere compadre, no es exageración es poner los pies en la tierra, los funcionarios y los políticos se acostumbraron a vernos como personas inútiles sólo utilizables para resolverles los problemas y de vez en cuando votar por ellos, anjá lo dijo: sólo para resolverle los problemas; bueno poraquí es que vamos, los problemas de la burocracia, los resuelven los burócratas pero los problemas de la revolución los deben resolver los revolucionarios, y esos no requieren ni de currículo, ni de profesión, ni de palancas, ni de gremios. Necesitan es tener ética para el cambio en permanencia y una llama para mantener encendidas las ideas y sobre todo un profundo sentimiento de amor por el pueblo al que pertenecen, es decir al planeta, porque este es el caso de la revolución en la que estamos ubicados.

Somos en revolución, nos hemos constituido como pueblo en revolución, ¡dígalo ahí! Entonces nos toca asumirla responsablemente, es la hora de organizarnos revolucionariamente, de agarrar el toro por los cachos, sino no vengamos después con quejas: que no nos lo dijeron, que no lo sabíamos. Cada obrero, cada soldado, cada campesino pobre, cada señora, en fin cada uno de nosotros debe asumir sus responsabilidades y dar un paso al frente para comenzar a construir la organización revolucionaria, y cuando hablamos de organización, estamos hablando no de partidos o cooperativas o sindicatos, no señor, estamos hablando de una manera distinta de resolver los problemas y de resolverlos para siempre, estamos hablando de una organización que frescamente construya lo que nos hace vida.

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