El neoliberalismo y la globalización no es más que el más grande de los temores. La mejor salida que consiguen en su dinámica es volver al pasado, a la época Manchester. Todo el saqueo del plusvalor en el mundo debe ser éticamente justificado. Pero, ¿cómo justificar el asesinato de un río, el hambre de un sólo niño, la desaparición de una montaña o el hueco en la capa de ozono? ¿Qué ética sostiene a un sistema que nació del crimen y el saqueo?
Hay quienes critican a la revolución, en nombre de la revolución: “que no anda, que está quieta, que no concreta” y así muchas tonteras más. No es a la revolución a la que critican, le temen; saben que no tienen cuerpo ni corazón para estar en ella, al menor soplo se aterran. Critican es al gobierno porque no los ubica en cargos, no les da real; esa es la verdadera naturaleza de su crítica. Siempre han sido pedigüeños, buscones, acomodaticios y reclamadores de oficio, jamás revolucionarios.
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