domingo, 24 de octubre de 2010

De las Instituciones y sus Malos Oficios

Nuestro proceso protagónico es una construcción que se viene hilando desde hace muchos años, antes de que ésta república fuera bolivariana. Así lo han reconocido los que tienen memoria colectiva, los que siempre entendieron que los movimientos sociales son los que impregnan los hechos más importantes de nuestra historia, los caídos y los silenciados de muchos años. Es un grito que emergió desde hace muchos años y hoy por hoy se sigue configurando hasta que se apague. Y digo que se apague porque aún la patria sigue pegando gritos y reclama su espacio desde la cotidianidad plena, donde reside su fortaleza.

La sociedad republicana observa con detenimiento como aún las instituciones siguen utilizando su soberanía para erguirse como los protagonistas y pensadores de avanzada, con ideas que roban en el día a día al pueblo soberano.

Aún ese grueso monstruo de la burocracia comprometida con intereses personales y particulares, no deja a este pueblo arrecho sobreponerse. Usted los ve por allí entregando crédito a lo loco, buscando con quienes conectarse, desconociendo los procesos protagónicos que se vienen gestando en el seno de la casa, los ve buscando a quien utilizo para decir que estoy haciendo y bastante, los ve organizándose en gabinetes y comités que no son más que formas de seguir usurpando la soberanía del pueblo, los ve pensando por la mayoría con proyectos y planes que enajenan a la mayoría, los ve con gente para arriba y para abajo, para poder justificar sus planes injustificables. Y es que esta piedrita que me está haciendo una llaga, debo sacármela para que no siga haciendo daño.

Los mercaderes de la revolución, una especie que vende la patria de una manera indigna, suerte de incapaces de entender un proyecto de país que encarna nuestra constitución, una suerte de mentirosos disfrazados de revolucionarios que día a día se alimentan de lo más preciado que tiene un pueblo: Su confianza.

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