domingo, 24 de octubre de 2010

Antes de empezar


Vivimos una revolución, la que no ha ocurrido nunca, la que no mientan los libros, ni los sabios, ni entendidos, la que no es posible comparar, la de los planos infinitos en un mismo tiempo histórico, la de inesperados giros, la que está viva, escucha, habla, gesticula, corre, salta, y mira a todas partes. En ella estamos nosotros íngrimos y solos, cimarrones, con un brillo, con una flama, separados de todo poder, buscándonos en la alegría, en la sencillez, en la humildad. Vivimos una revolución donde los juntos prefiguramos con nuestros cuerpos otro modo de relacionarnos, otra manera de producir, otra forma de andar; sólo posible colectivamente.
Empecemos...
El Medanal de este Mundo
La gente que pensó la salida de estos papeles ahora en sus manos, los creó suponiendo importante escribir sobre la sequedad mental de los llamados intelectuales (entiéndase: ensayistas, poetas, escritores de toda calaña, periodistas, historiadores, y toda la etcétera que usted agregue) de los artistas, inclúyanse pintores, teatreros, escultores, dramaturgos, artesanos y cuanto bicho de uña, incluido El Cayapo se le aparezca de frente o en la mente.
Queríamos despotricar de todos ellos, maldecirlos por lo cansado que nos tienen, por su embusterío pagado. Que era vital ir contra los sindicalistas, políticos, empresarios, jueces, abogados, profesionales, obreros, campesinos, niños de la calle, putas, maricos, lesbianas, cojeculos, machos, tuertos, chuecos, atletas, negros, blancos, indios, marrones, y cuanto carajo tenga una idea inundando este universo, incluidos nosotros, y por sobre todas las cosas nosotros.
Después de veinte mil peas, arrecheras y desacuerdos, descubrimos en medio de un ratón miserable, que no teníamos nada que decir contra nadie, por que nuestra sequedad mental es superior a los Médanos de Coro y más arrugada que las momias aztecas. Por eso les transmitimos las pocas bolserías que nos harán presentación:
Reconocemos que somos flojos y bastos. Se sabe que el que trabaja no quiere a su mamá, sea esta de palo o con corbata. No entiendo ¿qué tiene que ver el palo, la mamá y la corbata dentro de un panfleto?
Dictatorialmente estamos en contra del totalitarismo.
Nuestro director dice que digamos la verdad, la cual es: este periódico es una manera de estar juntos para parrandear. No entiendo, porque él no es ni director ni es nuestro. Me arrecha que me digan jefe.
Cada jefe recibe en cotidiano la cuota de odio que el mismo produce. No entiendo, ¿cómo son los cheques del odio?. A menos que sean de Elodio Lares. Este periódico llega justo cuando aspiraba colgar un chinchorro y guardar silencio bajo una rasca eterna. ¿Qué hora es?. Ya no encuentro qué perfume echarme para borrar la jedentina a mierda de esta oficina. Venezuela no es un país, es una mina.
Eso se arregla con teipe. ¿Quién invito este pacá?
No somos distintos. ¿Distinto? Distinto es un hombre con la cara patrás. No manifestamos ni estamos dispuestos a discutir si estamos manifestando.
No entiendo ¿Vas a hacer una manifestación para que crean que no manifiestas? ¿Qué haces tú si se hunde este paí?. Don Augusto, el padre del Cayapo, ahora vende el periódico. A mí no me digas poeta. La tuya. Esa mentadera de madre carratico. Me disfrazo de campesino. Yo se que con este periódico sube mi categoría de vikingo. El cayapo piensa cuando ya no quiere pensar. Ya estoy cansado de maldecirte, retírate de la política que ya estoy a punto de poner bombas. No estamos dispuestos a seguir maquillando la máquina de hacer mierda. Se jodieron Tacarigua y Coquivacoa. El lago pasó de moda. Ahora es el Orinoco porque tiene petróleo.

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