Si coloco el nombre, pueden y están en el derecho de pensar que es una cuestión de egocentrismo, ganas de aparecer, o por un peo artístico, poético, pero no, en realidad coloco el nombre porque en el texto anterior que se titulaba “Galenos o vendedores de verduras o por donde nazco”, se dio el fenómeno de una mentada de madre colectiva, hacia señoras que nada tenían que ver con ese texto, y para ser justo pido también rectificación de parte de ustedes, si el texto les sigue causando urticaria, las próximas nombradas de progenitora sean dirigidas hacia la mía, porque fui yo quien también escribió ese texto, lo que pasa, y no por un problema de cobardía sino de acuerdo, habíamos decidido no firmar los textos, ya que los mismos no nos pertenecen y ustedes estimados lectores se preguntarán ¿Y cómo es eso? Facilito: un planeta se está discutiendo y uno como parte de ese colectivo llamado planeta, también discute, escucha, unos tienen la habilidad de hablar, otros de escuchar, algunos de hacer y otros de escribir, pero para ser sinceros la habilidad de escribir es sólo eso, una habilidad y lo que se plasma en el texto no le pertenece a quien lo escribe, pertenece a una conciencia colectiva, a 511 años de nacer y morir gente, a tantos y a tantas que mal pudiéramos nosotros pretender adueñarnos de lo que no es nuestro.
Pasando a lo de la rectificación, asumo con responsabilidad que fue un error la forma, como sin aviso, enfile las baterías de las ideas en contra del gremio médico. No fue ni justo ni prudente, de ninguna manera puedo tomarme para mí el derecho de agredirlos, sin tener antes que agredirme a mí mismo, es por esto y por una serie de ideas que pretendo exponer a continuación que he decidido rectificar lo escrito. Para eso voy hacer las siguientes aclaraciones:
El gremio médico no está solo dentro del problema.
No son los únicos profesionales que habitan el planeta.
No son los únicos que han estudiado en la universidad.
No puedo pretender hablar del problema social que nos toca sin antes, tocar a toda la clase profesional, acomodaticia, facilista, irresponsable, materialista, consumista, a cuenta de que tiene un título “y le echaron mucha bola en la universidad.” Me incluyo dentro de este grupito porque no pretendo salvar a nada ni a nadie.
Primera disertación: ¿Por qué fuimos a la universidad? Pudiéramos decir lo que sea, pero la realidad, es porque somos más inútiles que un cenicero en una moto, no podríamos sobrevivir, sin la muleta (como dice Gino) del título universitario, pues nunca aprendimos un oficio, y siempre hemos sido la clase mas vaga y facilista. Decimos y además nos lo creemos que nacimos para mandar y por lo tanto todo aquel que no esté por encima de nosotros nos debe obedecer porque “quien los manda a no estudiar...” Es más, somos tan inútiles que una gran parte de los que se gradúa tuvo que meterse a taxista y otras vainas porque y que no hay empleo, lo que pasa es que el cerebro no nos da para inventar una en donde para algo sirva lo estudiado, sino pregúntate que coño hace un ingeniero vendiendo perros calientes, ¿no se supone que ingenia? por lo menos que se invente un aparato pa sacase los mocos.
Segunda disertación: Nos venimos de los sitios mas recónditos del país, nos metemos en el monstruo que representa la universidad, y después de que esta nos procesa y nos vuelve guatica no queremos saber nada de ese pueblo del que vinimos. Es más, hay más de uno que se viene con la convicción de no volver, y la universidad lo que hace es reforzarle esa idea y para eso lo deslastra de su cultura y sus recuerdos. Hasta nos cambiamos el nombre y nos hacemos llamar, doctor, licenciado, ingeniero, renegamos de lo que suponemos no es igual a nosotros y como un gran objetivo de la universidad, juramos que nosotros nacimos el día que entramos a ella, y lo que pasó antes fue una suerte de pesadilla.
Tercera disertación: Si somos negros ya nos creemos blancos, pues es la raza dominante, sin saber que el blanco nos ve como negros domados y jalabolas. Si somos mujeres entonces nos creemos hombres, y nos consideramos con dios agarrado por las bolas, pues ya podemos trabajar como los hombres y ejercer sus mismos cargos y lo que terminamos es siendo las mejores esclavas del sistema. Si somos feos juramos que el título nos hace bellos y si somos pobres los más tristes y patéticos de todos ya nos creemos ricos y que ahora somos de la clase que eternamente nos ha jodido.
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