domingo, 24 de octubre de 2010

Nos Interesa

Si no eres capaz de comprender / la posibilidad de fundar juntos / un país en colectivo / Entonces / qué sentido tiene los besos que nos damos / la amistad que nos une / el canto que me cantas / el verso que me dices / Entonces / qué adiós puede matar con dolor / esta soberanía hermosa / de sentirse parte de ese sueño.

Nos interesa un orden internacional que no ordene nada ni siquiera la planificación de la miseria. Nos interesa Dios como camino, en la medida que acompañe la liberación, el rescate del planeta, el aire, el agua, y la comida deje de ser una empresa mercantil. Nos interesa la religión como filosofía para sensibilizar la vida y no para orar por el poder. Nos interesa una sociedad horizontal donde nada oculte la mirada de los días que sean esencialmente nuevos.

Nos interesa la naturaleza como patrimonio de sí misma y no de la humanidad. Que un sistema de salud no enferme, no se venda y erradique el modelo médico convencional donde sólo importa el cuerpo, el dinero y no el espíritu. Que una educación adoctrine para la verdad, sea cual sea. Un lugar donde nadie salve a nadie, sino que los seres se fortalezcan entre sí, para fundar el país del corazón, en algún lugar del alma, como si fuera la comuna intracultural del mundo.

Nos interesa, no la decadencia de este tiempo que insulta nuestra generación, lo que conduce a lo próximo, a materializar un mundo sin influencias mezquinas, sin miseria humana y sin pobreza de las regiones más nobles, digno de toda utopía.

Nos interesa, que la alegría sustituya al cielo. Que lo justo se justifique en sí mismo. Que de verdad pertenezcamos a un país. Que nos incorporemos como parte de lo esencial. Que no exista el miedo a lo imposible. Que construyamos el sueño que siempre ha sido prometido. Que sostengamos digno, el espacio donde nos tocó vivir. Que vencemos la enorme fuerza de la costumbre. Que no traicionamos ni a la amistad, ni al amor ni al pueblo. Que estamos cerca del juicio final a la tristeza. Que encontramos la canción esencial, perdida. Que estemos juntos tanto en la alegría como en la desolación. Que unimos la teoría y la práctica. Que no hay prisa pero sí convicción. Que servimos para algo vital. Que nombramos las cosas por su nombre. Que se juega limpio. Que retomamos las cosas sencillas. Que nadie tiene más de lo que necesita. Que es importante el aporte más humilde y lo poco que tenemos. Que el amor puede ser igual que la flor. Que no se agota la imaginación. Que los políticos conozcan la poesía. Que la fuerza no es la razón. Que todavía se insiste en el paraíso terrenal. Que nos descuidamos sin correr peligro. Que nos liberamos de la dependencia. Que soy colectivo sin negarme individualmente. Que alcanzamos la distribución justa. Que hay condiciones objetivas para refundarnos como país. Que militamos en la risa en cualquier parte como en casa.

Definitivamente, que podemos darlo todo, incluso la vida, aun que no nos hayan dado tregua a la existencia. Que nos importamos, porque juntos liberamos, restamos odio y ofrecemos la flor o el ave o el árbol en su mejor tallo, en su más claro cielo y en su más fiel tierra, para cumplir un fervor, un designio, nombrado la rosa roja del pecho, el país del corazón.

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