

Ramón Mendoza
“Bajo el sistema democrático no es precisamente la policía quien se encarga de neutralizar a los talentos subversivos. Eso lo logran con mayor eficacia los altos organismos y empresas representativas de la cultura y de la Libertad de Pensamiento.
El sistema democrático posee un método de silenciamiento de superior eficacia al de los nazis, y mucho más elegante: consiste en concederle al escritor absoluta libertad para escribir lo que desee y asegurarle a los periódicos la libertad absoluta de no publicárselo. Los ricos de la sociedad democrática no liquidan por la violencia a los humoristas: los compran poniéndolos a recitar en sus sobremesas y permitiéndoles que los tuteen: los corrompen comprometiéndolos por la gratitud».
AQUILES NAZOA.
No ocultaremos la palabra que nos incendia los labios / no detendremos más el fuego que nos obliga a decir / nadie más debe quemarse desde adentro / porque la hora del grito profundo / del verbo vendaval ha llegado.
Me asumo como hechura cósmica, no más importante que el grano de arena o la hoja seca. He llegado para vivir no tengo otra misión. Atento contra todo lo que atenta contra la vida. Abrazo con todos mis poros el sano proyecto de vivir, incluidas todas sus contradicciones. Digo con Luis: “Hoy no es el tiempo para la búsqueda de otro espacio”, no tiene sentido, es la evasión edulcorada, el espacio es único y su marasmo nos asume a todos, entonces a todos corresponde asumir el marasmo. Lo demás es irresponsabilidad con la vida. Asumo la palabra de los hechos, no la palabra del viento la que ya me viene muerta. Mi palabra nace de mi, nadie la pone en mi boca, ahí radica su magia, se entrega plena sin pedir reembolso, no va al garete, de ser así pido me la regañen y la manden de nuevo a mi cuerpo que es su casa, porque ella no es huérfana ni se pone en venta para vivir, tiene quien la represente, no anda realenga: nace de raíz fuerte, se alimenta de mi roja sangre y lo sabe. Mi palabra es exactamente de mi tamaño, ni más ni menos.
Si me miras y comparas no me pidas más de lo que te ofrece mi palabra y de ella puedes estar seguro soy responsable. En mi relación contigo, deseo seas como el árbol, como el río, que me des si así te nace lo que exactamente puedes darme. Quiero para mi que tu palabra sea de tu exacto ser incluyendo los huesos o sobre todo los huesos; de lo contrario no importa, nada me apura, en este tiempo he aprendido que los constantes movimientos del corazón nos conducen a marcharnos de él. Ahora sé que no es detenible el andar ¿Para qué entonces apurar los huesos, si de todas maneras llegaremos?. Es preferible aprovechar cada fluir para ser hermanos de vida de la vida, el suave rocío lo agradecería, es por eso que en ese hacer encontrarás empeñada mi palabra.
I
La revolución es un poema que verso a verso elaboran los pueblos. Es un acto del profundo corazón. Nace de un desgarre, de un hondo dolor y cuando camina lo hace en paralelo, no mira hacia atrás ni a ningún punto, sólo se construye a si misma.
II
Algunos piensan, en la confusión del marasmo, que la revolución es tumbar un gobierno, tomar el poder, fusilar a los contrarios, meterlos presos o defender los intereses de tal o cual clase social; después crear un conjunto de leyes para legalizar al nuevo gobierno y ya está, sino es así, la revolución no es y salen corriendo a colocarse del lado que decían combatir. Para otros, la revolución no pasa de ser una simple reforma, en donde se cambian unos funcionarios por otros, se reforman unas leyes, se acomodan en el control del estado y ya está, de no ser así, salen corriendo y se colocan al lado de aquello que decían combatir. Es claro que estos revolucionarios no saben lo que es una revolución, en ambos casos, los apremia el apuro, la necesidad de ser héroes, mártires, conductores, desconocen que el mejor líder, no es aquel que dirige sino el que mejor sirve al colectivo.
III
Las confrontaciones que se muestran con toda intensidad, son las mismas cotidianas expresiones de violencia que produce la lucha de clases. No es nada nuevo, ni mucho menos revolucionario. Lo que produce tanta alharaca, es que uno de los bandos, descubre lo sometido que ha estado, el tanto engaño, la mucha traición, el robo en extremo y lo cara lavada de los diferentes actores de lo evidente. Por otro lado, los que se saben al descubierto, intentan mantener la mentira que ocultan, sus abultados privilegios, en el medio los oportunistas de siempre, de cualquiera de los bandos, que quieren estar bien con dios y con el diablo, dándoselas de inteligentes, de sabios, de solucionadores y lo que son, es, una caterva de bandidos, que viven como los carroñeros, alimentándose de las vísceras de aquellos que construyen la historia.
IV
Los pataleos del moribundo sistema, crean en muchos la ilusión de que las cosas tienen arreglo, de que el Estado puede cambiar, que los empresarios dejarán de robar a los obreros y al Estado, que la corrupción será resuelta con los heroicos honestos, que tarde o temprano serán corruptos, que los partidos corregirán sus errores y no engañarán más al pueblo, que ¡¡la pinga!!, es mejor portarse bien y reformar todas las leyes. En esa borrachera de la esperanza, se abrazan ricos y pobres y durante un tiempo forcejean en la espera, tratando de engañarse mutuamente, hasta que se pierde la esperanza y aparece la revolución.
V
Ya lo hemos dicho, cuando se pierde la esperanza comienza la revolución. Se hace necesario el cuestionamiento de todo el andamiaje productivo, sus relaciones y las instituciones que le sostienen. Es cuando nos apropiamos del hacer y nada es dejado al azar. Es cuando comenzamos colectivamente a producir los versos, a veces rudos, a veces tiernos, a veces limpios, a veces con aristas, es cuando nos desnudamos de todo interés y comprendemos que la revolución es la vida misma que se transforma. Defender una vieja forma es un sin sentido. Lo que ha de morir, naturalmente ocurrirá.
VI
Nada volverá atrás, ningún interés, sea de clase o individual, evitará que se produzca el hecho revolucionario, él ocurre porque la gente se niega al suicidio y buscará soluciones. Es en este momento, cuando los colectivos revolucionarios deben conversar, más allá de la institucionalidad. ¿Cómo debe ser el mundo soñado?, ¿cómo producir sin dañar?, ¿cómo adquirir conocimiento sin alienarse?, ¿cómo estar juntos sin ser sometidos?, ¿cómo jugar sin egos?, ¿cómo no ser superiores, ni mejores, sino ser en comunión?. Pero esta conversa, debe estar ligada con el hacer, único juez posible. Esta conversa, no puede estar dirigida por los estafadores de la palabra sin contenido, sino que debe ser jugosa, cargada del fruto de los haceres, porque ni allí ni en el corazón es posible la traición.
Estamos juntándonos cada día que pasa, para movilizarnos ordenadamente a proteger nuestras plantas procesadoras de petróleo y combustible. Estamos elaborando redes de comunicación para llamarnos, para conseguir agua y comida, para constituir grupos movilizados en los diferentes centros distribuidores de combustible, a fin de proteger su distribución. Estamos movilizados para trasladar los alimentos a los diferentes sitios requeridos, estamos produciendo en los diferentes campos del país y en las fábricas los insumos necesarios, estamos en las diferentes plazas proclamando nuestra victoria, porque nadie podrá detener a un pueblo constituido en fuerza revolucionaria, porque hemos decidido construir otra historia más allá de la lucha de clases, más allá de la violencia, porque estamos decididos a defender la vida y a negar la cultura de la muerte que hasta ahora ha sido. Somos los campesinos(as), los obreros(as), los (las) profesionales, en fin, todas las personas que se han hastiado de este entorno social que sólo nos conduce diariamente al mundo del terror.
Sabemos que estamos construyendo otra historia, nadie nos engaña. Por eso hemos construido nuestro líder a imagen y semejanza; él nos representa, él habla por nosotros y nosotros hablamos a los pueblos del mundo a través de Hugo Chávez Frías. Que nadie se engañe ni se engolosine al creer que por andar al lado de nuestro líder nosotros los consideraremos también líderes; tengan claro que por encima de todo deben aprender lo que hace tiempo aprendió nuestro líder: la humildad para hablar con nosotros, porque nosotros no queremos poder, sólo queremos vivir juntos.
La revolución en la revolución o las revoluciones en las revoluciones o todas a una o dime con quien piensas y te diré con que burro te rascas, el trabalengua actual es un trabacerebrosabroso, los doctos e instruidos están mas enredao que un kilo de estopa, no entienden nada, la revolución les construyó su torre de babel o de papel porque igual allí seguirán en blanco no dan pie con bolas, buscando explicaciones en el pasado o en los libros a cosas que son sociales, que tienen que ver con historia de la gente de carne y hueso fuera del concepto y a las que ningún concepto dará respuesta a menos que sea su propio concepto, fuera de su propio trabalenguas o dime con quien hablas y te diré quien te contesta o ¡U! ¡A! ¡Chávez no se va! y dele que son pasteles, vea bien señor funcionario, venga y le explico, un pensamiento está muriendo y millones están naciendo eso genera un choque comunicacional de grandes proporciones, tan grande en su relatividad de tiempo y espacio como el planeta mismo, no se me enrede que la comunicación es así, un va y viene de muchas partes, donde usted encuentra a El Caimán de Sanare hablando pendejeras con McLuhan en la transversalidad del conuco y la megafusión de la agroindustria y nadie se arrecha, lo que pasa es, que lo que muere se niega y lo que nace le dice quítate tú pa ponerme yo, y en el medio una salsa, una parranda y el muertero de carne y hueso, claro que al principio un balbuceo, una torpeza, que se adorna con vocablos del pasado, pero que poco a poco se va puliendo como pepa e guama, tú sabes hay que volarle el envoltorio, la mantilla, y hablando de eso ¿tú has comido guama?, ¿pelúa o lisa? pero todo ocurre mientras también le tejes la mortaja al otro, porque ve bien, uno nace y otro muere ¿comprendes? y eso ocurre en el mismo momento en que tú estas viviendo y te está ocurriendo a ti y a mi y a todos, y unos dicen que muera y otros que nazca, y a veces se confunde quien es el que muere y quien es el que nazca, porque eso.
Trabaelcerebroylalenguaytetocarechinary engrasarelcacumen, para poner la mesa en su santo lugar, y entonces es que se te viene encima lo de una revolución en las revoluciones o viceversa o todas a una donde cada uno hablará en su propia lengua con su propio cerebro y por su propia escupidora y obligado(a) a ser responsable con lo dicho, porque si de verdad tienes un pensamiento no pidas al otro que te preste sus canales y menos se los puedes pedir al que muere porque lo revives, necesario es crear los propios, los que deben ser a imagen y semejanza de lo que se dice y se hace.
Las revoluciones son como ríos por conuco como Pedro por su casa, hablan por sí solas en su realengura y no le piden permiso a nadie aunque este tenga la llave del lenguaje fisno y académico porque y entonces, ¿para qué me sirve el apué y el eruto?
Mientras nos comuniquemos con canales antiguos, el pensamiento único seguirá existiendo, porque esos son sus canales, nuestros canales deben ser medio y fin.
No me pidas que diga no o sí, si antes no me explicas el por qué. Estoy dispuesto a vivir contigo, entiéndeme, yo puse como pueblo ese gobierno ahí, pero fue para que transformara, para que tejiera la mortaja del sistema, del stablishment, mientras yo nazco definitivamente. La vaina es fácil, ¿por qué tanto enredo?
Las revoluciones en las revoluciones, nos exigen abandonar esquemas, negar ideologías, para que florezcan millones de ideas, porque las revoluciones que están dentro de las revoluciones, las producen son las ideas que surgen de lo agotado, porque lo estático, lo institucional, por la fuerza de la costumbre, sólo reproducirá lo muerto, hasta ahora vamos bien porque no entendemos nada y eso es lo importante.
¿Qué tal si comunicamos lo que asombre desde la forma y el contenido y con la frescura de lo naciente, con sus propios códigos y significados?
Se dice que tenemos un problema comunicacional, si eso es así y lo dicen con angustia, es verdad, entonces debemos pensar que los encargados de resolver el problema no se atreven a salirse de los canales regulares del pensamiento institucionalizado, no se atreven a buscar el medio de la calle, los callejones, los escondrijos las esquinas, no escuchan a los millones que somos, sino que creen que deben hablarnos para formarnos, para instruirnos, se olvidan que lo único revolucionario somos nosotros no como individuos sino como fuerza colectiva, y es a eso a lo que hay que darle fuerza, pero bueno chico pregúntense cómo es que el compañero Hugo se puede comunicar con nosotros y ustedes no, muy sencillo cuando él pregunta y dice: “¿Por qué ellos están en el sol y nosotros en la sombra?, inventamos o erramos, aquí erramos, o todos en el sol o todos en la sombra”; es porque sabe lo que es una punta de sol rayando el lomo, ¿sociología pura, o sentimiento? esto lo encierra todo, déjense de esa pendejera de la orientadera y la formadera ideológica, mójense como nosotros en el día a día y manden esa superioridad saben donde, queremos es el abrazo, o es que no recuerdan que ustedes no estaban cuando nosotros salimos el 27 y 28 de febrero del 89 y en las jornadas de abril del 2002, esto lo decimos no por echonería, porque humildad nos sobra en quinientos años; sino porque, ese es el problema comunicacional, no una maraca de periódico, con el mejor papel, y veinticuatro millones de ejemplares, muchos colores y letras que jode dándole vivas a la revolución en el aire, lo que hará un medio, no será una troncoecadena de TV satelital y tal, o un fenomenal emporio radial, no, es y será y serán y son las ideas y la disposición a cambiar y a desprenderse de lo viejo, de lo cadáver lo que hará una comunicación revolucionaria adecuada a cada instante a cada momento por las que pase la lucha de las revoluciones dentro de las revoluciones y sino, ¿qué pasó con la ética y la sensibilidad? ¿O es que acaso cerebro y corazón no son tan importantes como las uñas de los pies, y entonces de qué comen los barberos o es que esto es una carreta elocos? Y si lo es no se me lance una de siquiatra. ¡Y no se me ponga mosca porque le echo insecticida!
I
Cómo explicar que vivimos una revolución, es decir algo que no ha ocurrido nunca, que no se parece al pasado, que no es posible comparar, que no es un hecho ideológico, que no está dirigido por élites de ningún tipo (aun cuando todas, de todos los signos se asignan el derecho de la dirección) Cómo hablar de sus planos infinitos, de sus inesperados giros, que no de sus etapas, cómo decir que quienes la impulsan desde todas las ideologías le temen, la desconocen y cada uno desea llevarla a donde ella no quiere ir, cómo saber que está viva, que escucha, habla, gesticula, corre, mira a todas partes.
Hay asustados que la quieren proteger, que la consideran a la deriva, endeble, pobrecita, y en todas partes ven gente que la quiere dañar, y desean con toda la fuerza de su corazón empezar a fusilar, para salvarla. No comprenden que es una revolución, que nos involucra a todos, los que están a favor y en contra.
II
La gente se reúne a discutir sus problemas y soluciones. Hay una rueda, no hay derechos de palabra, ni límite de tiempo, nadie está apurado, cada una habla lo que tiene que hablar, cada uno escucha lo que tiene que escuchar, ahí está el sancocho y la guarapita, ahí las juntas, ahí los juegos, ahí los videos, ahí los cuentos y los sueños, ahí un país clandestino, obstinadamente revolucionario, ahí en el patio bajo la mata de mamón. Ahí no están los funcionarios con sus disfraces de gobierno, ahí no están los dirigentes de partidos ni los grandes revolucionarios tradicionales, ni los pico e plata, sólo estamos nosotros íngrimos y solos, cimarrones, con un brillo, con una flama, separados de todo poder, buscándonos en la alegría, en la sencillez, en la humildad, soñando con un país a construir, viendo nuestro propio nacimiento.
Ahí está Reyita y Lino y Luis y Nacho y Marlene y Juancho y Matilde y Neida y Braulio y Juan y María, y ahí no están el jefe, el coordinador, el miembro, el militante, el señor, el capataz. Ahí están nombres de carne y hueso hablando y pensando sus problemas, sabiéndose lejos de un mundo que muere. Ahí están sin odios, sin ambiciones, sin rencores.
III
¿Cómo hablar de lo que no se sabe?, ¿Cómo valorar lo invalorable? ¿Cómo desechar lo que en el cuerpo es miseria? ¿Cómo empinarse éticamente? ¿Cómo dejar de ser pedigüeños? ¿Cómo dejar de copiar? ¿Cómo no hablar de desarrollo en economía y sí de construcción endógena? ¿Cómo pensar en pequeño y no en grande? ¿Cómo no saber que cuando se crece se invade? ¿Cómo inventar? ¿Cómo crear? ¿Cómo abandonar el pasado? ¿Cómo caer en cuenta que está ocurriendo una revolución?
IV
El ministro habla de cultura y se alegra de repetir las miserias del pasado; habla de economía y copia planes de bancos que producen pobres; se habla de salud, de vivienda, de deporte, de comida, de siembra, de cría, de zapatos, de vestido, pero siempre de lejos. Nadie nos pregunta sobre eso, sólo se hacen planes con urgencia, planes copiados de otros países en fracaso, que después de los millonarios planes son más pobres. A nadie pareciera interesarle en las esferas del poder lo de inventar o errar, todos siguen comportándose como si el mundo fuera una tabla de cuatro orillas y se conforman con ir de una a otra.
Cómo me quitaron mi arquitectura, mi armonía y me pusieron a vivir en estas casas de cemento en pleno trópico; qué interés o qué ignorancia nos enfermaron; cómo fue que me obligaron a vivir en casas de cochinos; cómo fue que me vistieron con poliéster en este trópico; cómo fue que me pusieron a comer un solo pan y una sola carne; cómo me enfermaron de diabetes. Hay quienes no entienden la necesidad de una revolución y la confunden con darle de comer a los pobres como si fuéramos cochinos. Cómo fue que me avergonzaron tanto al punto de no amarme.
Los macro planes de viviendas diseñadas y construidas por personas que no van a vivir en ellas engordan las arcas de empresarios y funcionarios de la construcción. Así es la salud, engorda funcionarios y laboratorios, y la comida y el calzado y el vestido que es para nosotros. ¿Por qué no dejan que seamos nosotros quienes decidamos? ¿Cuál es el apuro? Pero también es la educación y el deporte; negocios, comisiones, donde aparecemos como números, sólo estadísticas, nada varía, en las esferas del poder creen que nada ocurre, que nada pasa, que nada pasará, creen que basta con cambiar adecos y copeyanos y nos siguen viendo como gente que de vez en cuando hay que darle una chupeta para mantenerla contenta, no se dan cuenta que somos el 89 y el 4F y 27Nov y 13 de abril y 7 elecciones sosteniendo a pesar de ellos una idea de país, y a ellos los hemos visto traicionar uno por uno, los hemos visto cansarse, los hemos visto acobardarse, los hemos oído hablar mal de nosotros, los hemos visto robar descaradamente aun en nombre de nosotros y la revolución. Pero no entienden que siguen dándosela de una vaina, quieren ser adecos y copeyanos y lucir como ellos y hablar como ellos y jodernos como ellos y sus secuaces de proyecto y primero justicia, inventan organización como atarrayas, nos creen peces, organización como corrales, nos creen vacas, organización como trampajaulas, nos creen pájaros.
V
Nosotros los pobres estamos obligados a profundizar la revolución, a sembrar lo que nos gusta comer, a fabricar lo que nos gusta vestir y calzar, debemos diseñar y construir las casas en las que queremos vivir, a jugar lo que queremos jugar, y ahí que surja el arte que ha de surgir. Estamos obligados a cambiar el modelo de producción que nos produce, que nos engendra, que nos fabrica, que nos destruye, que nos hace ser lo que somos.
VI
¿Cómo no entender que una revolución está en marcha? ¿Cómo no saber que hoy sabemos que existimos? ¿Cómo explicar que nada vale seguir haciendo lo mismo? ¿Que es inútil atacar lo incontenible?
VII
No queremos represa que contenga el río. Es una revolución, entiéndase con todas las letras, con todos los huesos, con toda la sangre.
A nadie más que a nosotros nos interesa la revolución, y nos interesa porque por primera vez estamos construyendo nuestra propia historia y queremos que sea como nosotros queremos.
VIII
En el largo período de existencia humana, se ha ido acumulando un sin fin de mentiras, de sueños truncos, de amasijos simbólicos, en donde la relación armónica con nuestro centro vital se ha perdido, generándose un desarraigo mortal; ya no giramos sobre nosotros mismos, sino en torno a los objetos que ordenan y gobiernan nuestro actos, convirtiéndonos en una confusión de cuerpos en total alienación.
Este es el trágico resumen que podemos hacer del hasta ahora tiempo transcurrido. Por encima de ideologías, motivaciones, sueños, u otra justificación siempre ha existido una constante: EL PODER; en cada período el poder se ha encargado de detener los impulsos de avances de la gente hacia la comprensión de que a nada hay que temer y que él al igual que todo lo que habita en el cosmos está para mantener el equilibrio en la vida, única razón de la existencia.
Hambre, ignorancia y miedo, trilogía mortal, Santa Trinidad indisoluble, que somete a los hombres al más oscuro de los tiempos, obligados por esto, de manera permanente, nos vemos forzados a vivir un tiempo transcurrido que no nos corresponde, un tiempo que nos somete a trabajar para él.
Estas reflexiones tienen que ver con la necesidad de asumir este tiempo a partir de este momento, no es posible que pasemos en este tránsito sin proponer, sin alternar, sin asumir de manera honesta nuestra propuesta para la vida, sentimos que ya el mundo no va detrás de un ideal, una bandera, un por qué para la vida, los líderes extremadamente viejos se aferran a lo existente (su acumulada riqueza), su inconmensurable poder. Su deseo de ser Dios se ha cumplido. El mundo es una gran sabana donde pastan los ciervos que sólo se conforman con pastar, con un gran circo dándole vueltas en la cabeza, y las marquesinas encendidas día y noche.
No es posible sostenerse en un mundo donde las religiones con su carga de mentira sigan siendo soporte de salvación del hombre, donde los partidos políticos y todas las formas de organización existente continúen sojuzgando al hombre en nombre de ideales no cumplibles, no es posible que personajes como el cura, el político, el artista, el militar, el académico, el sindicalista, el profesional, sean paradigma, cuando ellos y nosotros sabemos de toda la mentira que les sostiene, cuando sabemos que sólo la ostentación nos arropa y en su nombre hacemos lo que hacemos.
No se entiende que un mundo que cada día es despedazado, se intente reconstruir a partir de los valores que precisamente lo destruyen, una moral, una solidaridad, precedida de una profunda hipocresía, un quererse sostenido por desamor, un querer avanzar arrastrando todo el pesado fardo del pasado.
Tal mundo sólo merece, citando al poeta Carlos Angulo “la violencia del partir”, y eso hay que decirlo, responsablemente hacerlo, trabajar para que ello se produzca.
Está tan lleno de miedo, el sostenedor del poder, como quien lo ataca, es tan hipócrita el ecologista que ni siquiera sabe de qué habla, como el depredador por riqueza, el promotor de guerras por ganancias, como el que se opone a la guerra, porque en definitiva cada uno sólo sueña con tener la autoridad que el otro ostenta, porque honestamente ninguno está dispuesto a ir más allá de sostener o tomar el poder para después perennizarlo y mantener el círculo viciado. La necesidad de no ser dominio en todas sus manifestaciones, de pareja, de estado, de familia, de arte, de afecto cualquiera sea, de producción, de educación, de salud, es tarea grande y difícil por cuanto implicaría la eliminación de lo que somos como concepto y es allí donde se hace preferible sostener una bandera aun a costa de nuestra propia existencia.
Obra de arte ha de ser la que comience con la desaparición del poder y sus órganos reproductivos, ¿si el poder ha sido un atentado permanente contra la vida, realizar una poética por la vida no pasa necesariamente por marginar el poder?
¿Se puede ser sincero cuando proponemos hacer casas en las ciudades a partir de desechos?, ¿cuando los grandes magnates viven en mansiones trabajadas por quienes van a vivir en las casas de desechos? ¿Se es sincero cuando se le pide a un pueblo entero que arme cooperativas para su salud, su alimentación y su vestido, cuando sabemos de las grandes clínicas sólo para el rico? ¿Se puede ser sincero cuando pedimos mejores calles, cloacas, asfaltados, aceras; para los barrios, cuando los que allí mal viven, son los que construyen las grandes urbanizaciones?. Es obvio que no se es sincero; como no se es sincero cuando no se le explica a la gran mayoría sumergida en la miseria intelectual y en la alienación más depauperante, sobre la necesidad que tiene de separarse a conciencia de todo lo que le agobia.
En esta hora que nos signa, un canto a lo vital por encima de todo espejismo, posiblemente nos haga encuentro, porque buscarnos en las cosas que nos asombran es una necesidad, para poder desmontar todo el andamio sobre el que se ha construido esta mentira que se nos vende como progreso.
El dilema planteado entre sostener el actual suicidio colectivo, que por modelo civilizatorio asumimos los humanos, y la posibilidad de vivir, obliga a tomar partido; de allí que el soñador asume la vida.
El soñador no deja al azar lo que le toca de vida, hace conciencia de su hacer, si decide exiliar el afecto no lo hace con lo vivo. Sueños es un proyecto de vida que ha de manifestarse en una manera de hablar, de actuar, de andar, de producir en donde el soñador destierra de si todo dato que le conduzca a miserear lo que ha de compartir con otros, es un proyecto en donde a conciencia se apropia de su hacer, se desaliena, se separa de lo muerto sin maldecir.
El soñador retira sus afectos a un mundo cultural que apostó por miedo, por hambre y por ignorancia a lo estático, a la odiatría, porque nunca una institución sabrá de risas y de llantos, nunca de instintos, jamás de atardeceres, auroras y por más que se le donen afectos sólo devolverá el frío regaño del papel timbrado, de allí que los afectos deben volver al sitio de donde jamás debieron partir, al cuerpo individual y colectivo.
El sueño es un territorio que el cuerpo abona para otra estadía.
El soñador siempre estará de paso, es un viajero en el infinito Cosmos, si deber se asigna es proteger la nave que lo conduce por los azules y luminosos espacios.
En su proyectado viaje concientiza el nido para el circunstancial reposo, está en él como esencia contribuir a construirlo y en eso el afecto es solidario.
La casa de un soñador siempre estará dispuesta para el incansable viajero, ha de ser una estación que todo soñador debe proteger.
El sueño como proyecto de vida no socializa, no uniforma, no aglomera, cree en la diversidad como el dato cultural más auténtico, el asombro por lo diverso hace la alegría por la vida.
El sueño espera un tiempo para florecer; como la semilla, no carga prisa, por eso el soñador no predica, ni convence, no adapta discurso, no contamina por interés o fatuidad su lenguaje, su código está en el sueño mismo y su clave la conocerán los soñadores en cualquier parte que habiten el planeta.
El soñador no sabe de fronteras, no le preocupan triunfos o fracasos, no está en él la ideología que lo dicotomiza entre bien y mal.
El soñador tiene como meta el camino, por tanto cada paso será su medio y su fin. En ese entendido todo lugar es para el soñador su lugar de origen y partida, nada le pertenece y a todo pertenece.
El soñador no abandona su sueño para acompañar otros sueños, de ser así lo abandonado estaba en sí mismo, y quien se suponía soñador no era tal, porque “Nadie puede traicionar a sus sueños sin traicionarse a si mismo”.
El soñador con su sueño acompaña el sueño de los juntos y en el caso que lo acompañado devenga en espejismo, será fácil para el soñador continuar su viaje, porque él estará acompañado de sí mismo en su sueño.
El soñador no esconde el sueño, lo difunde alegremente, pero si permite que se le transgreda, que se le contamine, por la incomprensión de no saber asumir la responsabilidad que el sueño trae consigo, preferible es callarlo a tiempo.
LOS HIPÓCRITAS:
Se hacen los lomoebaba, los habla bajito, se visten pulcramente y usan modales para esconder el lado al que pertenecen, pero su cobardía no los deja asumir esto, son los abiertamente miedosos. Se cuidan de cada palabra que vomitan, la mastican y la regurgitan hasta que es un bagazo y la sueltan aséptica, sin una gota de jugo. Son los que se creen inteligentes y les endilgan a los demás la brutalidad y la incapacidad de comprender, se creen pedagogos, nadie sabe sólo yo. Condenan a todos los bandos, se creen lo mejor del sanguche, pero si le dan la patica se tornan los más rabiosos de los extremos. Creen que el país es de ellos y los bandos se lo quieren embochinchar, no quieren cambios y si los hay deben ser a su favor. Mosca con los que hacen política en nombre de la salvación sin ser arte ni parte.
Las Excepciones Sólo Justifican las Reglas:
Alias el banquero se le ven las dos pistolas y el botín en la mano. Alias el periodista se le ve el palangre. Alias el político se le ve la demagogia. Alias el maestro se le ve la ética en ausencia y la ignorancia como arma. Alias el universitario se le ve la miseria individual, no importa que hundan al mundo siempre que me den lo mío, que es el mundo. Alias el empresario se le ve el pulpo engulléndolo todo.
MANO DURA:
Usted pide mano dura y no comprende. El pueblo alemán pidió mano dura y le dieron a Hitler, a los españoles Franco, a los italianos Mussolini y a los latinoamericanos ni se diga.
Señores: no es mano dura, es una revolución. Es la creatividad, la paciencia, la organización. Ninguna tradición será o es revolucionaria, las salidas sólo conducen a guardar el polvo bajo la alfombra.
Es una revolución que debe producir soluciones para siempre de los problemas que manifiestan la enfermedad de este mundo social.
Es una revolución comprenda, escuche, las mayorías hablamos, no es la corrupción el problema, ella sólo manifiesta el cuerpo enfermo. Estamos viviendo lo por morir y lo por nacer en pleno proceso, estamos en el centro del huracán.