domingo, 24 de octubre de 2010

El Miedo y la Violencia, Nacen del Mismo Palo


Los escucho, los huelo, los miro, los siento, en el día, en la noche, traquetear sus dientes de miedo, esconderse en los rincones, y desde allí dispararme a ciegas, no se dan cuenta de que soy su hermano, su padre, su amigo, su hermana, su novia, su madre, su amante, su vida, la vida. Por la que llorarán, por la que se suicidarán, por la que se lamentarán y desearán no haber nacido, cuando al final del desastre vean los resultados de la tragedia.
Tras las muchedumbres solitarias, se esconden de sí mismos, de sus temores, de sus odios, de sus carencias, de sus miserias, por eso acumulan tanta riqueza, por eso tantas guerras, tanto uniforme, tantas medallas, tantas rejas, tanta cárcel, tanto ejército, tanta fábrica, tanta caja de seguridad, tanto vigilante. Creen, como antiguo los ancestros, que guardando, escondiendo a lo que temen, conseguirán las respuestas a sus miedos, a sus carencias, vana ilusión del que detenta o desea el poder.
Todo el que usa la violencia es porque está cargado de miedo. No piensa, no razona, no tiene soluciones, siempre busca salidas, las más urgentes, no en vano existe el Estado. Los dueños sólo aprendieron que con violencia podían permanecer, por eso la han acumulado, por eso han obviado el amaos los unos a los otros, ni siquiera sus herederos lo han podido practicar, es demasiada la opulencia de la iglesia.
La historia nos entrega suprema evidencia del dolor, el manejo, la trampa, el engaño, en todas las épocas han sido armas para justificar cada crimen y cada fortuna de este mundo, el periodista no es nuevo, como no lo es el académico, el cura, el político, el artista, (la excepción sólo justifica la regla), cada uno ha sido imparcial, de acuerdo con quien le paga. Así somos sin caretas, cagones de primera fila, pero diciéndoselo al de la acera de enfrente, enrostrándoselo al vecino, nunca reconociéndolo, único paso necesario para empezar a salir de esta pesadilla que nos legó el hambre, el miedo y la ignorancia del pasado.
En otro tiempo se podía justificar la invasión a cualquiera, todo argumento era válido, desconocíamos al otro por negro, por blanco, por amarillo, por pobre, por religión se podía someter y hasta comer vivo, y eso estaba bien.
En este tiempo también se hace, pero ya los argumentos no son válidos. Es por esto y por muchísimas otras razones, que la humanidad hoy habla en revolución de manera masiva.
El planeta está enrevolucionao y debe abandonar la violencia, si desea construir otra posibilidad que no repita la acumulación de poder. Hay antiguos pensamientos enclaustrados en los cerebros de hoy, que creen en otro poder, el que sí será bueno, el que detentarán los pobres, se olvida que los esclavos generaron en la antigua Europa, el feudalismo, que las guerras campesinas crearon el capitalismo que los experimentos en nombre del comunismo (que jamás ha ocurrido) generaron aberraciones, pero lo que olímpicamente se olvida es que cada una de estas antiguas formas del poder se juntan con la inocente y nueva que nace, formándose como hasta hoy, la más aberrante de las acumulaciones de poder que la humanidad ha producido.
Hoy no puede ser la prisa la que signe nuestros pasos, los que tengan tanto miedo, que se pongan boca abajo en un río hasta que se calmen, todas esas organizaciones de ambos lados desconocen que contribuyen con sus acciones a precipitar el derrumbe de lo establecido, y con ello su propia desaparición, estamos girando en la vorágine de la guerra eterna, ese será nuestro destino como gente de estos tiempos soñados en los espacios del miedo, del hambre y de la ignorancia.
Los que sueñen, sueñen sin el poder, imagínense otro mundo en el que el nacer no sea un dolor, como destino un destierro, imaginen qué desearon hermoso fuera de la carencia, imaginen el sexo sin valor, imaginen la casa y la risa, no imaginen lo existente, no sueñen satisfacción de carencias, soñemos sin el arrullo del poder.

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